junio 16, 2021

Me encantaba leer y ya casi no ¿Por qué?

Por gunter.gonzalez

Podcast: Episodio: Me encantaba leer

Podcast: Lectura

Como me encantaba leer! ¿Dónde quedó ese que devoraba libros y se deja llevar por las emociones? Por algún lado debe estar, aunque lo cierto es que no me lo tropiezo muy a menudo. Las disculpas, los miedos, la rutina trazan el camino sin que apenas lo notes.

Me gustaba leer, sí y también escribir. Pasar de uno a otro me tomó algún tiempo, muchos años en realidad. Empecé creando mis propias historias a la par de las que leía. Hoy puedo reconocer que he llorado al terminar un libro, que he alargado  la lectura por miedo a acabar pronto y quedarme sin ese pequeño viaje.

La primera vez que pasó, si la primera vez que lloré al terminar un libro fue cuando tenía unos 8-9 años.  Fue con David Copperfield. Tengo vagos recuerdos de los detalles, pero si quedó en mi memoria aquella escena, como si la estuviese viviendo en tercera persona; como si aquel niño que en la madrugada lloraba callado y en silencio para que su hermano no lo oyera, lo estuviera viendo mi yo más adulto, Que locuras, ¿Verdad?… No sabía si el llanto era por la emoción de la historia, o por haberla terminado. O si era un llanto de despedida para aquella hermosa historia. Y lloraba en silencio, porque llorar no es de hombres.

En la lectura  he sido infiel, como siempre ha sido un momento muy íntimo he leído de todo sin seguir tendencias, también he seguido una que otra, pero siempre a mi ritmo. Creo que es dónde he sido más libre.

Si eres buen lector te gusta escuchar historias, y si tuvieses el valor, te atreverías a escribirlas también .¿Y por qué tenemos ese miedo a escribir? Cada uno tendrá sus propios miedos y motivos, los míos, el miedo a que descubrieran un pedacito mío que no quería exponer. No se trataba de un gran secreto, más bien era por le miedo a ser reconocido en alguno de mis personajes o pasajes, en alguna frase robada. Creaba muchas historias en mi mente, pero nunca me atrevía a dar el paso, a pasar al papel. El miedo a ser juzgado por el entorno más cercano era lo que me detenía, para ser exactos.

Me considero un escritor de closet, podría decir, que un escritor frustrado, porque no me he atrevido a lanzarme al vacío, a enfrentar esos miedos que me acompañan, que nos acompañan a todos. Pero la vida es un camino largo, que te lleva por donde menos te lo imaginas, a mi me llevó por el camino menos romántico, el mundo ejecutivo, dónde gobiernan los números y no las letras.

Hubo un momento que me armé de valor y pasé de ser un lector voraz a un intento de escritor. No se si a otros les haya pasado, pero lo primero que escribí, algo que tenía que ver con el Silencio, fue catártico, un viaje interior que dolió. Creo que dolió más el tratar de disfrazar ese viaje que la historia en sí, pero tenía que vivirlo.

Empecé siendo meloso, usando frase inventadas para que la lectura pareciera algo más que un intento.. Escribía para otros, no para mí, pero con mi historia entre verdades a medias y fantasías de niño, joven y adulto. Las fantasías que se mezclan con la realidad y en la memoria ya no sabes si ocurrieron o si las integraste como partes de tu equipaje de recuerdos. Por ejemplo, esa frase: equipaje de recuerdos, debo haberla leído en algún lado, y me la adueñé y ahora la siento tan mía, que hasta puedo pedir derecho de autor por ella.

Ese viaje de mi primera historia, que pocos han leído y no he publicado, o bueno, lo hice a medias, me dio ánimos. Fue un trayecto pesado, acelerado, como si tuviera prisa por sacar todo. No fue autobiográfico, pero si tenía mucho de mí, bueno casi todo de mí.

Me encantaba leer, y fue escribiendo que paré de leer, un error lo sé, pero asi fue. Y luego me embarqué en otras historias, en otros caminos ya más de números y descubrí por el medio el mundo de los gadgets que me fascinó y por ahí dejé a un lado los libros y los fui perdiendo. Pasé a formar parte de la gran estadística que los que no leen ni un libro al año.  Otro tipo de lecturas, noticias y artículos si leo, pero libros: novelas, poemas, de esos ya casi nada.

¿Y por qué no he vuelto a leer como antes? Mil disculpas puedo dar, a Uds que no me conocen, pero lo cierto es que  cada vez que empezaba un libro, volvía sentir ese impulso  por escribir nuevamente, y lo cortaba. Creo que fue la manera que encontré de cortar la fuente de inspiración para que no saliera el escritor que por algún lado está.

Ese escritor ha salido por momentos, y por momentos también he vuelto ha leer. No sé porqué cuando escribo le imprimo a todo un poco de nostalgia, una melaza que me cuesta soltar, algo poético. Reconozco que es una parte que muy pocos esperan de mí, pero da igual.

Hoy he decidido volver a escribir, aunque sea para un podcast, así mezclo mi amor por la tecnología y aprovecho mi despertar tempranero. Amo despertar, saborear la mañana cuando todos duermen, le busqué el lado bueno a dormir  poco.

Y del título del Podcast les iré contando en otros episodios. Si me encantaba leer y ya casi no

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