agosto 17, 2020

La Mejor Ruta del Café, Finca Buenavista

Por gunter.gonzalez

Ruta del Café, Me levanto y aún con la noche a cuestas, voy en modo automático, arrastrando los pasos  a prepararme un café, la  aromática bebida que me acompaña cada mañana dándome la primera palmada para empezar el día. Casi me dice me dice al probar el primer sorbo: tú puedes!!.

Percibo las primeras notas… luego cuando toca el paladar , enciendo un cigarro y empieza mi día.

 ¿Cuántas historias hay detrás de una taza de café? ¿En qué piensas cuando bebes el primer sorbo ? ¿ Cuantas pláticas amenas ,poniendo de por medio un taza de café, para que sean posibles?.

Si eres de los amantes del café, este video te encantará.  Quédate para que disfrutes de la Ruta del Café ,de la mano de un pequeño productor en las intrincadas montañas de Huachinango Puebla.

Ruta del Café: La idea…

En el reciente  viaje  Huauchinango Puebla, el dueño del hotel en el que nos hospedamos,  Camponuevo ,nos recomendó hacer la ruta del café con un pequeño productor local de café de altura y es ahí donde aparece Adelfo y su familia.

A la mañana siguiente  emprendimos la aventura para conocer la historia detrás de un taza de café, esa fiel compañera matutina de la cuál conocía poco o casi nada… solo el producto final.

El viaje empezó en una Miniván con años a cuesta , con el encanto que tiene las cosas que el tiempo ha dado su real dimensión… este tour no es para los que buscan confort.. Y con ese pensamiento  abrí mi mente para disfrutar cada detalle del recorrido.

Ruta del Café: Una familia con más de 20 años dedicados al café

Llegamos a la casa de la familia de Adelfo, dónde nos recibió su madre, hermana y sobrinos.  Pudimos ver el tostado tradicional y con una moderna máquina, que orgullosos nos mostraban.. ,  vimos como cernían el café… ese café que tostaron lo probaríamos en la finca, luego de completar el recorrido y comer.

 La sencillez de Adelfo, su madre y hermana invitaban a ser parte de aquello ,a apreciar cada pequeño detalle de lo que era su rutina habitual.  La estancia en esa casa  me hizo recordar a mis abuelos paternos, que vivían en la Cuba rural con mil carencias y las manos llenas para dar.  Empezaba a gustarme el tour… y de ahí en adelante  puse atención a cada detalle. No solo quería aprender del café, también quería revivir  esa parte de mi Cuba cafetalera pero ahora en el medio de la sierra Madre Oriental Mexicana.

Saliendo de la casa de la familia paramos en un afluente de un río local… no logro recordar el nombre del lugar… y ahí para variar tomamos la selfie obligatoria.

Después de un corto trayecto por una escueta y empinada carretera llegamos a la finca Buenavista… Al entrar Adelfo nos mostró orgulloso sus dos cabañas, bautizadas como la Luna y el Sol,   dónde sus huéspedes pueden vivir a un paso el significado de su finca, con esas vistas, sería redundante explicar el nombre.

En una pequeña construcción estaban cocinando su esposa, Rocío y  su suegra, Juliana. El olor de lo que cocinaban, que formaría parte de nuestra comida,  las precedió y cuando llegamos a ellas ya contaban con toda nuestra empatía. Si cocinaban así ,era un hecho que pasaríamos una tarde increíble. Nos recibieron con un sonrisa cálida, de las que es raro encontrar en la agitada vida citadina.

Adelfo agarró nuestro sombreros y nos pusimos en marcha a subir y a  subir para plantar un cafeto. Por el camino nos fue contando sobre las variedades de café, historias de su familia y nosotros sin aliento ,por la empinada subida, le seguíamos. Quería llevarnos a sembrar el cafeto en la parte más alta, para que apreciáramos más la belleza que dejábamos abajo.

Sembramos el cafeto… y desde ahí como Adelfo explicó,  formamos un vínculo con la familia que se reforzaría con el guisado que estaban preparando Rocío y Juliana.

Fuimos por unas mazorcas de maíz para acompañar la comida y emprendimos el regreso a la casa. Pudimos probar el guiso delicioso junto a un vaso de jugo de maracuyá espeso y exquisito. Rocío platicaba con un encanto que nos tenía embobados,  su madre, Juliana, platicó por medio del sabor de su comida… y fue como una gran discurso o una sinfonía de sabores que no requerían  más palabras.

Empezó a llover como por esas regiones suele llover, se cayó el cielo. Añadiéndole a la tarde un toque aún más especial, en un instante se tornó  más familiar. La lluvia nos soltó la lengua y comenzamos muchas pláticas a la vez. Comimos delicioso y entre una cosa y otra nos fueron contando sus historias, el orgullo de ir acumulando calificaciones altas en su Café de Altura. Adelfo molió el café y llegó el momento de probarlo, Cio lo preparaba al modo tradicional explicándonos como hacer explotar las notas de cada grano . Nos recomendó probarlo sin azúcar y así lo hicimos,  para quedar deleitados con el sabor. No era magia, le han puesto tanto cariño a esos árboles y a ese paseo que  el café los premia con un sabor especial,  el sabor de la hospitalidad.

Esperamos a que escampara y como no tenía intenciones  la lluvia de parar recorrimos  una de las cabañas, rústicas y con lo esencial para disfrutar del lugar. Hasta hicimos una trasmisión en vivo para que Cio aprendiera a promocionar ese sitio, queríamos que muchas personas conociera ese lugar y a esa maravillosa familia.

De regreso al hotel , en la misma Van medio destartalada solo pudimos darle gracias a Adelfo y su familia por tan bonito recorrido…. La Ruta del

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